En la base de la pirámide alimenticia macrobiótica encontramos a los cereales integrales. Estos representan entre un 40-60% del peso total de la comida diaria.
Llevan en sí prácticamente todos los elementos nutritivos que el organismo precisa. Nos aportan una energía constante y equilibrada. Y su asimilación exige mucho menos esfuerzo al organismo que las carnes, huevos, quesos etc…
Son una fuente de PROTEÍNAS, al igual que las legumbres, con lo que pueden sustituir perfectamente las proteínas de origen animal sin tener ninguna
carencia de nutrientes, siempre que sean de origen biológico, es decir, cultivados libres de fertilizantes, pesticidas, insecticidas…
Por lo tanto, una dieta equilibrada tiene que contener como base a los cereales, de los que hay que incluir una mayor proporción de arroz integral, mijo, cebada, trigo integral, avena y maíz integral. En menor proporción noodles, pasta y otros derivados de la harina de cereales.