Además del tradicional azúcar moreno integral de caña, las melazas y la miel o el más reciente sirope de agave, ha surgido con fuerza en el mercado la stevia. La stevia es una planta medicinal que procede de las zonas subtropicales y tropicales de América del Sur y América Central, concretamente de Paraguay y Brasil.
Se trata de un pequeño arbusto que los indígenas guaraníes cultivan desde tiempo inmemoriales por sus propiedades. Lo denominaron “planta dulce” y es que la stevia es un excelente sustituto del azúcar por su dulzor. Este dulzor proviene de sus hojas, que contienen una sustancia 15 veces más dulce que el azúcar. Además, el edulcorante natural de la stevia no aporta calorías, por lo que no engorda.
Los principales componentes de la stevia son triterpenos, monoterpenos, esteroides, taninos, flavonoides, diterpenos labdámicos, sesquiterpenos y aceites volátiles.
En el libro Descubre la Stevia, de Bárbara Simonsohn (Ediciones Obelisco), se señala que esta planta:
Ayuda a regular la presión arterial y facilita la movilidad de las grasas, razón por la que es perfecta en dietas de control de peso.
Contribuye a reducir la fatiga y la ansiedad, e influye de manera positiva en las dolencias del hígado, páncreas y bazo.
Es un hipotensor suave y un buen diurético.
Potencia la eliminación de las toxinas acumuladas debido a una mala alimentación.
Contiene minerales (Hierro, Fósforo, Calcio y Potasio) y vitaminas A y C.